sábado, 25 de octubre de 2008

Reflexiones

APRENDER A SER HUMANOS

Jorge Meléndrez

Si nos remontamos a la noche de los tiempos, descubriríamos que una de las cosas que más ha intrigado al hombre es el poder definirse a sí mismo. Sócrates, el excelso pensador griego, tomó como punto de partida de su edificio filosófico la necesidad de que el hombre debía conocerse a sí mismo; inspirado en la frase inscrita a la entrada del templo de Delfos, que a la letra dice: "nosce te ipsum", que significa "Conócete a ti mismo".

De acuerdo con la historia, el origen del adagio se remonta a escritos antiguos de Heraclio, Esquilo, Herodoto y Píndaro; y surge como una invitación a reconocerse mortal y no dios. Sócrates lo eleva a un nivel filosófico como un examen moral de uno mismo ante Dios y Platón lo orienta hacia la verdadera sabiduría en un fantástico sistema de pensamiento.

Pero de entonces a la fecha mucha agua ha corrido por el río, muchas hojas de los árboles han mudado, muchas gotas de lluvia han caído y muchos hombres han visto la luz y han pasado a la oscuridad. Y la pregunta permanece aparentemente sin respuesta.

Podemos decir que ser humano significa saber amarse a sí mismo, que ser humano es aprender a compartir la vida misma con otra vida, que ser humano es ayudar siempre al prójimo, que ser humano es ser caridad y amor, que ser humano es saber respetar los pensamientos y la vida de los demás, que ser humano es saberse libre de emociones negativas, que ser humano significa paciencia y templanza frente a las adversidades de la vida, etc., etc. ¿Pero eso es realmente el ser humano?

Hoy puedo comprender que ser humano, al igual que ser persona, es mucho más complejo de entender en la dimensión cosmogónica, pues por su etimología, el significado se reduce a la raíz "hummus" que significa tierra y agua, en alusión a la metáfora de la creación, pero en el sentido antropológico, ser humano significa ser especial y haber desarrollado la capacidad de compartir también con otros la vida propia, de tal forma que sea a través del corazón, como símbolo de amor y caridad, como los humanos participen en la construcción de una cadena espiritual que nos ate a la paz y la armonía, y nos separe de la maledicencia.

Para entender un poco esta idea, recurriremos a una breve historia que nos narra que en cierta ocasión, un hombre que había pintado un pequeño cuadro, lo expuso al público entre algunas otras obras de su autoría. A la exposición, acudieron muchas personas, y entre todas la obras, el que más era visitado era aquel pequeño cuadro, que tenía una impresionante figura de Jesucristo, que se encontraba a la puerta de una casa, tocando con su mano derecha y tratando de escuchar si había alguien adentro de la casa.

El rostro de Jesús reflejaba una expresión de amor y de esperanza en los hombres. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Un observador muy curioso, encontró una aparente falla en el cuadro. La puerta no tenía cerradura, frente a todos los demás le preguntó al artista: "¿Por qué la puerta no tiene cerradura? ¿Cómo se hace para abrirla?" Entonces, aquel pintor con una expresión de tranquilidad y como que esperaba aquella observación, tomo su Biblia, buscó un versículo y le pidió al observador que lo leyera: Apocalipsis 3, 20: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo." "¡Gracias por preguntar!", respondió el pintor añadiendo: "Ésta es la puerta del corazón del hombre. Sólo se abre por dentro, abramos nuestro corazón al amor, a Dios, cambiemos nuestras vidas, aun estamos a tiempo". (Fin de la historia)

Ser humano, entonces, significa ser honesto en los pensamientos y sentimientos, en palabra y acto, ser siempre sincero y sensible, y siempre asegurarse de que el amor verdadero es una parte de todo y de cada uno. Ser humano significa haber desarrollado dentro de sí mismo la capacidad de poder dar a los demás algo bueno y positivo, como también equilibrado y armonioso, y ayudarlos en los cambios que se presenten, cuando necesitan la ayuda del humanismo del ser humano del prójimo.

No podemos desligar la idea de "ser humano" fuera del contexto de Dios, como ser primario de todas las cosas, por lo que el recurso de la fe y la esperanza, son la base de la mejor explicación del concepto. JM, Desde la Universidad de San Miguel.
Reflexiones

PARA ACTUALIZAR NUESTROS PROGRAMAS INTERNOS
Jorge Meléndrez

En estos tiempos en que la violencia generalizada y el abandono de buenos hábitos y normas de conducta han venido atrapando al ser humano, es necesario hacer una seria reflexión de nuestras propias actitudes frente a la vida, con el fin de actualizar nuestros programas internos y reprogramarnos para asumir nuevos y mejores roles en la vida.

Estos programas internos, algunos de ellos ya están codificados en nuestro ser interno, pues vienen en nuestro patrón genético, y otros más, han sido adquiridos en la vida merced a la formación que hemos recibido en nuestra familia y la educación que hemos recibido en la escuela, amén de toda la información que nos llega de la sociedad misma y que nos condiciona para actuar de manera determinada.

Para esta actualización, recurriremos a una metáfora cibernética que nos ha parecido además de actualizada, muy bien redactada por un autor anónimo. Esta metáfora dice así:

"¿Bueno, estoy llamando al departamento de atención al cliente en el cielo?" "Así es, Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlo?" "Verá usted, estuve revisando mi equipo y encontré un sistema que se llama AMOR; pero no funciona. ¿Me puede ayudar con esto?" "Seguro que sí. Pero yo no puedo instalárselo; tendrá que instalarlo usted mismo, yo lo dirijo por teléfono ¿le parece?" "Sí, puedo intentarlo. No sé mucho de estas cosas, pero creo que estoy listo para instalarlo ahora. ¿Por dónde empiezo?" "¡Mire, el primer paso es abrir su CORAZÓN!... ¿Ya lo localizó?" "Sí, ya, pero hay varios programas ejecutándose en este momento. ¿No hay problema para instalarlo mientras siguen ejecutándose?" "¿Cuáles son esos programas?" "Déjeme ver, tengo: DOLORPASADO.EXE, BAJAESTIMA.EXE, IRA.DOC y RESENTIMIENTO.COM ejecutándose en este momento". "No hay problema.

AMOR borrará automáticamente DOLORPASADO.EXE de su sistemas operativo actual. Puede que se puede grabado en su memoria permanente, pero ya no afectará otros programas. AMOR eventualmente reemplazará BAJAESTIMA.EXE con un módulo propietario del sistema llamado ALTAESTIMA.EXE. Sin embargo, tiene que apagar completamente los programas IRA.EXE y RESENTIMIENTO.COM. Estos programas evitan que AMOR se instale adecuadamente. ¿Los puede apagar?" "No sé cómo apagarlos. ¿Me puede decir cómo?" "Con gusto. Vaya al menú INICIO e invoque PERDÓN.EXE. Ejecútelo tantas veces como sea necesario hasta que IRA.EXE y RESENTIMIENTO.COM hayan sido borrados completamente". "Ok, listo. AMOR ha empezado a instalarse automáticamente. ¿Es esto normal?""Sí. En breve recibirá un mensaje que dice que AMOR estará activo mientras CORAZÓN esté vigente. ¿Puede ver ese mensaje? "Sí, sí lo veo. ¿Ya se terminó la instalación?" "Sí, pero recuerde que sólo tiene el programa base. Necesita empezar a conectarse con otros CORAZONES para poder recibir actualizaciones". "¡Oh!, Me apareció un mensaje de error. ¿Qué hago?" "¿Qué dice el mensaje de error?" "Dice: ´ERROR 412 - PROGRAMA NO ACTIVO EN COMPONENTES INTERNOS´. ¿Qué significa eso?" "No se preocupe, ese es un problema común. Significa que AMOR está configurado para ejecutarse en técnicas complicadas de la programación, pero en términos no técnicos significa que tiene que ´AMAR´ a su propio equipo antes de poder ´AMAR´ a otros".

"Entonces, ¿qué hago?" "¿Puede entrar al directorio llamado ´AUTOACEPTACIÓN´?" "Sí, aquí lo tengo". "Bien, haga click en ´AUTOESTIMA ALTA´ por favor". "Listo, ya lo hice. ¡Excelente, aprende rápido!" "¡Gracias!" "De nada". "Ahora, por favor, haga, haga click en los siguientes archivos para copiarlos al directorio MI CORAZÓN: AUTOPERDÓN.DOC, RESPETO.DOC. AUTOESTIMA.TXT, VALOR.INF y REALIZACIÓN.HTM. El sistema reemplazará cualquier archivo que haga conflicto y entrará en un modo de reparación para cualquier programa dañado". "También debe eliminar AUTOCRÍTICA.EXE de todos los directorios y después borrar todos los archivos temporales y la papelera de reciclaje, para asegurar que se corre completamente y nunca se active". "Entendido. ¡Hey! Mi CORAZÓN se está llenando con unos archivos muy bonitos. SONRISA.MPG se está desplegando en mi monitor e indica que CALOR.COM, PAZ.EXE y FELICIDAD.COM se está replicando en todo mi CORAZÓN". "Eso indica que AMOR está instalado y ejecutándose, y ya puede empezara a manejarlo con una nueva actitud. Una cosa más antes de irme..." "¿Sí, dígame?" "AMOR es un software sin costo, pero asegúrese de dárselo, junto con sus diferentes módulos, a todos los que conozca y se encuentre. Ellos, a su vez, lo compartirán con otras personas y le regresarán unos módulos agradables". "¡Eso haré, gracias por su ayuda!" (Fin de la metáfora)

Como podemos ver, la actualización está en nuestras manos, solo debemos invocar la ayuda de nuestro creador, que siempre tiene disposición y tiempo para nosotros sus hijos, pues allá en su morada, tiene una legión de ángeles dispuestos a ayudarnos en todo lo que necesitamos. ¿De acuerdo? JM Desde la Universidad de San Miguel.

Reflexiones

FUNCIONES Y TAREAS MORALES DE LA FAMILIA

Jorge Meléndrez

Un problema que se ha vuelto a instalar en el centro de las preocupaciones del hombre de este tiempo es el que se vincula con el estado actual de la relación entre la cultura social predominante y el mundo de los valores. Frente a este problema, en el año de 2001, el Papa Paulo VI planteó un objetivo esencial en relación al matrimonio y la familia, señalando que es deber moral de la humanidad: "Edificar una cultura de la familia, como componente esencial de la cultura de la vida". Parte de esa encíclica decía lo siguiente:

“La mayor parte de los conflictos que desgarran a las sociedades en estos primeros años del Siglo 21 y desde el tramo final del siglo pasado, tan cargado de incertidumbres y de inseguridades, tiene su origen en el avance de concepciones impregnadas de un creciente relativismo moral.”

“Si se siguen avasallando los derechos humanos en tantos lugares del planeta, si la violencia sigue prevaleciendo sobre la razón, si la guerra sigue siendo una manera inevitable de dirimir los desacuerdos internacionales, ello se debe, en una medida fundamental, a la ausencia de principios basados en el acatamiento de un orden moral objetivo e inequívoco.”

“Si tantas sociedades se ven perturbadas por el crecimiento de una delincuencia irracional, que demuestra no tener el más mínimo escrúpulo y que llega a extremos sombríos de sadismo y crueldad, como lo estamos comprobando a diario los sinaloenses, la causa hay que buscarla en la irrupción de generaciones humanas desconectadas de toda posibilidad de distinguir entre el bien y el mal, probablemente porque crecieron al abrigo de una visión utilitaria y relativista de las cosas, huérfanas de toda creencia en los valores estables y en la sacralidad de la vida humana.”

Si ante los efectos devastadores de las crisis económicas tarda en asomar un sentimiento de solidaridad capaz de atenuar el sufrimiento de los sectores más desprotegidos, ello obedece a que falta en las franjas sociales con mayor poder de decisión un sistema de pensamiento fundado en el reconocimiento de valores éticos objetivamente ciertos.

El relativismo moral se ha visto favorecido, entre otras causas, por la tendencia a la disolución de la familia, que es el ámbito natural en el que se transmiten los principios y las nociones de orden moral sobre los cuales se construye el andamiaje de una sociedad fundada en la convivencia y en el respeto a la dignidad de las personas.

Cuanto se haga para fortalecer a la familia, célula del organismo social y reducto espiritual en el que se templan el carácter y el respeto a los valores más nobles del espíritu humano, contribuirá de manera decisiva a erradicar los factores que conspiran contra la armonía y el entendimiento social. El debilitamiento del grupo hogareño está en el origen de la mayoría de los males que corroen a la sociedad de este tiempo; la delincuencia juvenil, la corrupción, la desorientación de los jóvenes, el avance de la drogadicción, la pérdida del sentido de la vida.

La avalancha de delitos cometidos por menores de edad, un fenómeno que está cobrando terrible virulencia en nuestro país y también en otros lugares del mundo, obedece en la mayoría de los casos al descalabro de ciertos principios éticos básicos como consecuencia de la crisis que atraviesa la familia, que ha dejado de ser un ámbito de contención y de acompañamiento para los niños y adolescentes en proceso de maduración.

El rol del hogar en la transmisión y conservación de los valores morales requiere un análisis profundo y desapasionado por especialistas que examinen las cuestiones más candentes de la relación entre padres e hijos y de otros aspectos vinculados con la problemática familiar y educativa. Ante la declinación alarmante de las reservas morales y culturales capaces de frenar los peores instintos del alma humana, no hay seguramente mejor estrategia de largo alcance que la defensa y la preservación del núcleo familiar, ese espacio primario en el que se construyen los cimientos de la personalidad y se planta la semilla de los valores que habrán de modelar y regir los comportamientos de las generaciones venideras. ¿Y usted que piensa al respecto? JM Desde la Universidad de San Miguel

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Reflexiones

EL DOLOR DEL CUERPO Y EL ALMA;
UNA OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO
Jorge Meléndrez

Amables lectores, empezaré mi reflexión de hoy con una pregunta. ¿Quién no ha sentido alguna vez dolor? Y la respuesta seguramente es afirmativa en nosotros mismos y en todos los seres humanos a nuestro alrededor. Sin embargo, a pesar de que esta sensación es ampliamente conocida por las personas, es igualmente desdeñada, pues todos, absolutamente todos, procuramos que esté lo más distante de nosotros en nuestro diario acontecer, pues somos muy vulnerables y no nos gusta sentirlo.

El dolor va ligado al sufrimiento, ese sentimiento negativo que nos hace perder la objetividad sobre las cosas cotidianas, pues nos impide ver la realidad en toda su magnitud. El sufrimiento es también una emoción que por lo general nos lacera el alma y se somatiza en el cuerpo físico, y nos hace sentir como una de las más insignificantes criaturas de este mundo.

Cuando el sufrimiento derivado del dolor se anida en el alma, llega la infelicidad y no hay poder humano que pueda desterrarla. El hombre entonces vive con el dolor a cuestas y se convierte en una víctima de si mismo. Sin embargo, siempre hay una solución, sobre todo cuando estás aferrado a la fe, y sabes además que Dios siempre tiene una respuesta para todas las cosas, a pesar de que para nuestro limitado entendimiento, a veces parezca que lo que Dios hace no tiene sentido.

Este tema, tuve oportunidad de platicarlo con mi hijo Jorge René, apenas el miércoles pasado, es decir, el 1 de Septiembre, quién con certera sabiduría de quién ha sabido vencer el sufrimiento y el dolor del alma que lo abrazaba, me leyó un párrafo del libro de reflexiones que utiliza de cabecera, y que precisamente en ese día hablaba sobre el dolor. La lectura dice así: "El Dolor... ¡A quien le hace falta! Pensamos cada vez que sufrimos. No vemos la necesidad del dolor. Sufrir parece un ejercicio sin sentido. Si a alguien se le ocurre mencionar crecimiento espiritual mientras sufrimos, lo más probable es que hagamos un gesto de disgusto y nos marchemos pensando que es la persona más insensible que hemos conocido.

"¿Pero que pasaría si los seres humanos no sintiéramos dolor, tanto físico como espiritual? Suena a mundo ideal, ¿no? En realidad no. Si no fuéramos capaces de sentir dolor físico, no sabríamos cuando parpadear para sacarnos cuerpos extraños de los ojos; no sabríamos cuando parar de hacer ejercicio; ni siquiera cuando darnos vuelta al dormir. Sencillamente abusaríamos de nosotros por carecer de un sistema natural de aviso.

"La misma verdad se aplica al dolor emocional. ¿Cómo nos habríamos dado cuenta de que nuestra vida se había vuelto ingobernable si no hubiéramos sentido dolor?
"El dolor emocional, como el físico, nos permite saber cuando debemos dejar de hacer algo que nos hace daño. Pero el dolor no es solo un factor motivador. "El dolor emocional nos proporciona una base para comparar y saber cuando estamos alegres. No podríamos apreciar la dicha si no conociéramos el dolor. "Solo por hoy: Aceptaré el dolor como parte necesaria de la vida. Sea cual sea el grado de dolor que sienta, sé que también puedo sentir dicha." Fin de la lectura.
Podemos ver amables lectores, que el dolor y el sufrimiento, pueden convertirse en aspectos positivos de nuestra vida, pues si nos dejamos llevar por el pesimismo y la angustia que generan, entraremos en un hoyo negro sin asideros y de donde solo podremos salir con nuestra fe y voluntad de vivir en nuestra propia realidad.

Se sufre por el dolor de no aceptar la realidad que hemos construido a nuestro alrededor, cuando somos nosotros mismos los únicos que podemos cambiarla, convirtiendo el pesimismo en optimismo, la amargura en dulzura y la oscuridad en luz.

La mejor fórmula es la oración profunda por que Dios no nos abandona nunca, y solo Él nos da la oportunidad de nacer de nuevo. JM Desde la Universidad de San Miguel.
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Reflexiones

LA FAMILIA Y LA RESPONSABILIDAD
DE EDUCAR EN VALORES MORALES

Jorge Meléndrez

La tarea de educar y, con ello, la de educar en los valores, es responsabilidad del núcleo familiar y al ámbito escolar le corresponde modelar lo que se nutre en el hogar. Es un hecho, además, que es la sociedad misma a través de las instancias socializantes, la que debe de establecer los parámetros de convivencia donde interactúan las personas, como son los núcleos familiares, empresariales, escolares, entre otros, donde la familia y la sociedad principalmente, son los espacios sociales más fuertemente comprometidos en esta responsabilidad, sin dejar de incluir al gobierno, a la escuela, a las iglesias, a las organizaciones de la sociedad civil y sobre todo, a los medios de comunicación.

En efecto, la sociedad ha de contribuir, en cualesquiera de sus ámbitos socializantes, a que el hombre se descubra a sí mismo, descubra el mundo y su profundo significado, y además adquiera o aprenda una parte de las acciones del hombre a través de los tiempos en cada uno de los campos del conocimiento; debe prepararlo también para que aprenda a no ser indiferente a todo lo que le suceda dentro del contexto social en el que actúe y desarrolle además de una visión moral del mundo, una actitud valorativa de los demás hombres y de su inserción en el mundo.

Es aquí donde surge la necesidad de darle a las instancias socializantes un marco de referencia en valores sociales para que pueda expresar esos parámetros normativos de una manera natural, y que de alguna manera, cada individuo o grupo de personas, sepan actuar al amparo de normas y principios elevados a nivel de paradigma social, en cada uno de los ámbitos donde interactúan.

Esta es a nuestro juicio, la única manera de darle a una sociedad en un constante proceso de descomposición social, una nueva visión de convivencia solidaria. El problema principal se reduce al como lograr constituir este nuevo paradigma social y sobre todo, como hacer que los actores sociales participen en la construcción del mismo. Es un hecho que lo primero que hay que hacer es reconstruir un esquema valoral de la sociedad, y trabajar en su implementación integral, partiendo de la base de que todos quienes participen es su diseño, estarán dispuestos a adquirirlos como "nuevos hábitos" de vida social.
En la obra Aristotélica "Obra a Nicómaco" se lee el párrafo siguiente: "...Obtenemos las virtudes ejercitándolas, como ocurre también en el caso de las artes. "Las cosas que debemos aprender antes de hacerlas, las aprendemos haciéndolas; por ejemplo, los hombres se vuelven constructores construyendo y ejecutores de la lira tocando la lira; también nos volvemos justos ejecutando actos justos, moderados ejecutando actos moderados, valientes, ejecutando actos valientes; así pues, es muy importante que formemos hábitos de una u otra clase en nuestros jóvenes."

No hay duda que entre los valores sociales que es necesario impulsar y reorientar, la formación en la familia y la educación en la escuela, se pueden considerar los básicos ya que es en el marco de la escuela como institución formativa, donde se da una interacción constante entre el profesor y los padres de familia, buscando ambos, el logro de objetivos comunes a través de la organización y una metodología didáctica.

Es en la escuela y en la interacción del hecho de educar, donde se esquemas de valoración y de adhesión a determinados valores, donde destacan por su importancia, la búsqueda del bien común y es en la familia donde se adquieren los valores sustantivos para la vida.

La premisa es una; la familia debe escolarizarse y la escuela debe familiarizarse, sobre todo por que la función del profesor debe verse reforzada por los padres en el hogar y por su parte, el profesor, además de propiciar instrucción, está obligado a ayudar al educando a que afloren sus sentimientos de persona de bien y descubrir su esencia de su ser social, buscando nulificar las conductas iniciales que pueden llegar a convertirse en conductas perniciosas en la vida adulta.

Esto puede hacerlo inculcando con el ejemplo, los valores como el respeto, la generosidad, el apoyo al trabajo y sobre todo, la solidaridad social. Todos tenemos, en el conocimiento y en la realidad de la vida, la experiencia de lo que son los valores, y sabemos que hablar de valores es hacer referencia de cosas relacionadas con el bien como una categoría filosófica, sin embargo, debemos procurar no quedarnos con el conocimiento enciclopédico de las cosas, pues es mucho más valioso practicar el hacer el bien sin conocer sus fundamentos, que conocerlos y no practicarlos o hacer lo contrario. ¿No lo cree usted así? JM. Desde la Universidad de San Miguel.

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Reflexiones

EL HOMBRE ENTRE LA ÉTICA Y LA MORAL

Jorge Meléndrez


Para entender los conceptos de uso cotidiano, es conveniente recurrir a las raíces etimológicas, ya que en muchas ocasiones, la costumbre distorsiona el real significado de los conceptos e incluso, los hace sinónimos cuando en realidad contienen significados diferentes aunque compartan la misma esencia. La palabra ética proviene del vocablo griego "ethos" cuyo significado original es "estancia", o lugar donde se habita. Posteriormente, Aristóteles redefinió este significado llegando a identificarlo con la manera de ser de las personas, es decir, su carácter.

Así, la ética era como una especie de segunda casa o naturaleza; una segunda naturaleza adquirida, no heredada como lo es la naturaleza biológica. De esta concepción se desprende que una persona puede moldear, forjar o construir su modo de ser o ethos.

Habría entonces que explicar una primera interrogante sustantiva: ¿Como se adquiere o moldea este "ethos", o esta manera de ser? Y la respuesta más adecuada es que el hombre la construye mediante la creación de hábitos, hábitos que se alcanzan por repetición de actos, los que convertidos en costumbres, logran hacer del hombre una persona buena y con alto sentido del bien.

De ahí la validez del aforismo: "Siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás costumbres, siembra costumbres y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino". Esto significa que cada persona es aquello en que sus hábitos le convierten, y por lo tanto, cada quien es libre de elegir sus hábitos y con ello, definir su propio destino de vida.

Por su parte, la palabra "moral" se deriva de la expresión latina moralis, que derivada de "mos", en plural mores, cuyo significado es "costumbre". Con la palabra moralis, los romanos recogían el sentido griego de ethos: las costumbres también se alcanzan a partir de una repetición de actos. A pesar de este profundo parentesco con el concepto de ética, la palabra moralis tendió a aplicarse a las normas concretas que han de regir las acciones. Así, pues, desde la etimología, hay poca diferencia entre ética y moral.

Una y otra hacen referencia a una realidad semejante, sin embargo hoy, pese a que a menudo se usan de manera indistinta como si fuesen sinónimos, se reconoce que tienen significados divergentes.

Tan antiguo como la misma humanidad es el interés por regular, mediante normas o códigos, las acciones concretas de los humanos; en todas las comunidades, en todos los pueblos, sociedades o culturas encuentran prescripciones y prohibiciones que definen su moral. Junto al nacimiento de la filosofía apareció otro tipo de interés, el de reflexionar sobre las normas o códigos ya existentes, comparándolos o buscando su fundamento. Estos dos diferenciados niveles de interés o de actividad humana constituyen lo que conocemos hoy, respectivamente, por moral y ética.

La moral es un conjunto de juicios relativos al bien y al mal, destinados a dirigir la conducta de los humanos. Estos juicios se concretan en normas de comportamiento que, adquiridas por cada individuo, regulan sus actos, su práctica diaria.

Ahora bien, ni las normas o códigos morales se proclaman como el código de circulación, ni cada persona asume o incorpora automáticamente el conjunto de prescripciones y prohibiciones de su sociedad, ni cada sociedad o cultura formulan los mismos juicios sobre el bien y el mal.

Es por todo eso que la moral a menudo es un conjunto de preguntas y respuestas sobre qué debemos hacer si queremos vivir una vida humana, es a decir, una vida no con imposiciones sino con libertad y responsabilidad. La ética, por otro lado, es una reflexión sobre la moral. La ética, como filosofía de la moral, se encuentra en un nivel diferente, se pregunta por qué consideramos válidos unos y no otros comportamientos; compara las pautas morales que tienen diferentes personas o sociedades buscando su fundamento y legitimación; investiga lo qué es específico del comportamiento moral; enuncia principios generales o universales inspiradores de toda conducta; crea teorías que establezcan y justifique aquello por el que merece la pena vivir. La moral da pautas para la vida cotidiana, la ética es un estudio o reflexión sobre qué origina y justifica estas pautas. Pero las dos, si bien son distinguibles, son complementarias.

Del mismo modo que teoría y práctica interaccionan, los principios éticos regulan el comportamiento moral pero este comportamiento incide alterando los mismos principios. A menudo los conflictos de normas morales que aparecen cuando tenemos que tomar decisiones son el motor que nos impulsa a una reflexión de nivel ético. Es por ello que el Dr. José Luis López Aranguren, 1966, reconociendo la vinculación entre teoría y práctica, llama a la ética moral pensada y a la moral, ética vivida. JM. Desde la Universidad de San Miguel
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Reflexiones

EL PARADIGMA DE UNA SOCIEDAD EDUCADORA

Jorge Meléndrez

El actual clima social que nos está tocando vivir, nos lleva a la necesidad que tenemos como sociedad, de redefinir los esquemas de convivencia social, repensar la forma como interactuamos y en establecer soluciones factibles donde todos estemos involucrados.

No puede ser posible que quienes deseamos vivir en paz, nos convirtamos poco a poco en una sociedad acotada por quienes tienen el poder de la fuerza y la represión. Debemos revisar el rol que nos toca a cada uno dentro de los ámbitos sociales donde convivimos.

Como ya se ha comentado en reflexiones anteriores, el individuo vive, coexiste, interactúa y desarrolla su ser social dentro del contexto en el cual actúa en diferentes roles sociales, como los que le ofrecen el ser parte de una familia, el tener relaciones con una institución escolar, ya sea como padre de familia o bien, de manera directa como estudiante, en la empresa, ya sea como propietario único, accionista o simplemente empleado de mandos medios u operativos, frente al gobierno como servidor público o contribuyente activo, en la iglesia, como parte de una comunidad religiosa donde satisface sus necesidades espirituales, como miembro de alguna organización de la sociedad civil, sea club de servicio, colegio profesional o de cualquier otro tipo, y finalmente, frente a los medios de comunicación, a través de los cuales se informa, aprende y conforma una opinión respecto al quehacer social. En todos y cada uno de estos ámbitos, las personas desplegamos una serie de actitudes y conductas que nos definen como seres humano y de alguna manera, nos matizan como personas responsables, congruentes, incluyentes y participativas, o bien, damos una cara dentro de la familia, otra en la escuela y quizá otra más como empresario y frente al estado, generando con ello, confusión respecto a la verdadera personalidad que sustentamos como individuos sociales.

Este mismo individuo es a la vez un sujeto que aprende dentro del contexto social donde actúa, y por lo mismo, genera formas de conocimiento y experiencias que al enseñarlas de manera no formal, propicia que otros actúen bajo determinada línea de acción.

A todo el contexto de hechos y circunstancias que se ajusten a un modelo ideal de conductas y comportamientos que van desde lo solidario subsidiario hasta el de beneficiario, es a lo que pretendemos se le atribuya la categoría de paradigma de interacción social integral o de sociedad educadora. Vivir en una sociedad educadora o dentro de un paradigma de interacción social integral, implica la enorme responsabilidad de aprender a ser respetuosos de los demás, de las formas de convivencia y sobre todo, de dar el mejor ejemplo con nuestras acciones cotidianas.

Los lugares comunes donde convivimos diariamente, son los ámbitos de acción en donde se manifiestan las conductas antisociales, muy a pesar de que cada ámbito está llamado a ser un espacio de sana convivencia, los seres humanos en principio, somos quienes contaminamos y de alguna manera rompemos los vínculos de comunicación efectiva, pues prevalecen en nosotros mismos, los egos y antivalores que distinguen la dualidad que vive el hombre diariamente, por un lado, la parte que motiva hacer el bien, y por el otro, el que tal vez sin desearlo hace el mal.

Esta es la esencia de la naturaleza humana, sin embargo, no es un aspecto de fatalidad, pues siempre existe la posibilidad de inclinar la balanza hacia el lado positivo, todo es cuestión de voluntad y salud mental y espiritual. Los ámbitos de reflexión de una sociedad educadora son amplios y se extienden más allá de cada uno de ellos, pues en una sociedad viva y actuante, cada ámbito en el cual vivimos, está íntimamente vinculado a los demás; así, tenemos que la escuela no puede estar aislada de la familia ni del estado, las familias a su vez de la escuela y de las empresas, las empresas a su vez de las familias y el gobierno, y así, el tejido social parece una trama y urdimbre de un mismo manto protector, que somos todos los ciudadanos. ¿No lo creen así?
JM Desde la Universidad de San Miguel

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Reflexiones

ACERCA DE NUESTROS ESTADOS DE ÁNIMO

Jorge Meléndrez

Con demasiada frecuencia advertimos que nuestra vida gira alrededor de nuestros estados de ánimo, situación que carece de importancia cuando el origen de los mismos esta en el contexto de nuestras emociones positivas como son el amor, el respeto, la verdad, la generosidad, y la solidaridad con nuestros semejantes, pues estos son estados de animo edificantes para nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
En cambio, sí debemos preocuparnos cuando los estados de ánimo que circundan nuestras acciones cotidianas, o que de alguna manera funcionan como controladores de nuestras decisiones, están basados en cúmulos de emociones negativas, que si las dejamos crecer, se convierten en elementos discordantes y perniciosos para nuestra salud y desarrollo personal. Deseo centrar mi atención y comentarios en algunos de esos estados de ánimo que cuando los dejamos crecer, nos trastocan la vida y nos laceran el alma. Uno de ellos es el desaliento, otro más es el resentimiento y otro más es el miedo.
El desaliento ha sido señalado por muchos estudiosos de la conducta humana como algo que nos impide desarrollarnos como seres humanos en plenitud, ya que actúa como un freno emocional que nos limita en el conocimiento y por lo mismo, nos coloca en la pusilanimidad.

A causa del desaliento desajustamos nuestros propósitos de vida y nos perdemos en las vicisitudes de lo cotidiano, pues abandonamos todo intento de lucha por salir adelante. El desaliento es un estado de ánimo pernicioso por el simple hecho que nos embarga y nos hace relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro mundo desde la resignación.

Hay algo que interpretamos como inmutable en nosotros mismos y en el mundo en que nos ha tocado vivir; es algo que nos resulta negativo, frente a lo cual no podemos abrir posibilidades nuevas y distintas. Nos sentimos condenados a futuro a vivir en este estado negativo.

El resentimiento por su parte, es una emoción negativa que a diferencia del desaliento está enfocado a otros, es el estado de ánimo que nos ayuda a justificar nuestras malas acciones en contra de los demás y es, metafóricamente hablando, la viga en el ojo propio con el cual cubrimos y nublamos nuestra vista para no ver las cualidades de quienes nos rodean y frente a quienes nos sentimos lastimados por el simple hecho de no pensar, decir o hacer las cosas como nosotros pensamos.

El resentimiento tiene como antecedente la soberbia y juntos anidan al rencor hacia determinadas acciones, situaciones o personas. El resentimiento debemos verlo como un veneno que tomamos diariamente en pequeñas dosis, y que sin darnos cuenta, llegará el momento que limitarán nuestra existencia. Es un veneno que saboreamos sobre todo cuando rumiamos nuestros recuerdos negativos sobre alguien con quienes nos unieron lazos afectivos. Así es, nadie tiene un resentimiento sobre alguien, si no hubo de por medio un afecto positivo. Así de pernicioso es este estado de ánimo, el cual debemos identificar plenamente para desterrarlo de nuestra alma.

Respecto al miedo, podemos decir que este es une sentimiento o estado de ánimo que surge cuando nos dejamos llevar por lo desconocido, cuando perdemos la perspectiva de las cosas y lejos de analizarlas con objetividad sentimos una perturbación angustiosa en nuestra vida, originada por un riesgo o perjuicio real o imaginario.

El miedo ha sido definido también por estudiosos de la psicología transpersonal, como la aprensión, recelo o incertidumbre que uno tiene por que los resultados que uno desea, sean contrarios a los esperados y en nuestro perjuicio. Este sentimiento polariza y destruye toda capacidad de razonamiento y por lo mismo, nos impide ver las soluciones muchas veces al alcance de nuestras manos.

Estos tres sentimientos van de la mano, y muchas veces no podemos discernir sobre el nivel de la intensidad de cada uno. Algún caso típico de desaliento muchas veces se inicia con un miedo terrible a hacer mal las cosas, es una combinación de desconfianza en nuestras propias capacidades y finalmente caemos en un bache de resignación de que no podemos ser como quisiéramos.

Y es ante esta situación de miedo o temor y desaliento o desconsuelo, que lejos de fincarnos responsabilidades a nosotros mismos, volteamos los ojos a terceras personas a quienes culpamos de nuestras frustraciones, y entonces completamos la triada, con el resentimiento o el rencor.

Debemos aprender a estar conscientes de que somos seres humanos sujetos a estas situaciones y por lo mismo, a estar alertas para llenarnos de fortaleza para seguir adelante, y vencer el desaliento, tener confianza en nosotros mismos y seguridad en nuestros talentos y capacidades y sobre todo en nuestra disposición de aprender para vencer los miedos a lo desconocido, y sobre todo, respeto y amor por nuestros semejantes para no dejar entrar en nuestro ánimo las malas ideas y pensamientos negativos. JM Desde la Universidad de San Miguel.
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