sábado, 25 de octubre de 2008

Reflexiones

EL PARADIGMA DE UNA SOCIEDAD EDUCADORA

Jorge Meléndrez

El actual clima social que nos está tocando vivir, nos lleva a la necesidad que tenemos como sociedad, de redefinir los esquemas de convivencia social, repensar la forma como interactuamos y en establecer soluciones factibles donde todos estemos involucrados.

No puede ser posible que quienes deseamos vivir en paz, nos convirtamos poco a poco en una sociedad acotada por quienes tienen el poder de la fuerza y la represión. Debemos revisar el rol que nos toca a cada uno dentro de los ámbitos sociales donde convivimos.

Como ya se ha comentado en reflexiones anteriores, el individuo vive, coexiste, interactúa y desarrolla su ser social dentro del contexto en el cual actúa en diferentes roles sociales, como los que le ofrecen el ser parte de una familia, el tener relaciones con una institución escolar, ya sea como padre de familia o bien, de manera directa como estudiante, en la empresa, ya sea como propietario único, accionista o simplemente empleado de mandos medios u operativos, frente al gobierno como servidor público o contribuyente activo, en la iglesia, como parte de una comunidad religiosa donde satisface sus necesidades espirituales, como miembro de alguna organización de la sociedad civil, sea club de servicio, colegio profesional o de cualquier otro tipo, y finalmente, frente a los medios de comunicación, a través de los cuales se informa, aprende y conforma una opinión respecto al quehacer social. En todos y cada uno de estos ámbitos, las personas desplegamos una serie de actitudes y conductas que nos definen como seres humano y de alguna manera, nos matizan como personas responsables, congruentes, incluyentes y participativas, o bien, damos una cara dentro de la familia, otra en la escuela y quizá otra más como empresario y frente al estado, generando con ello, confusión respecto a la verdadera personalidad que sustentamos como individuos sociales.

Este mismo individuo es a la vez un sujeto que aprende dentro del contexto social donde actúa, y por lo mismo, genera formas de conocimiento y experiencias que al enseñarlas de manera no formal, propicia que otros actúen bajo determinada línea de acción.

A todo el contexto de hechos y circunstancias que se ajusten a un modelo ideal de conductas y comportamientos que van desde lo solidario subsidiario hasta el de beneficiario, es a lo que pretendemos se le atribuya la categoría de paradigma de interacción social integral o de sociedad educadora. Vivir en una sociedad educadora o dentro de un paradigma de interacción social integral, implica la enorme responsabilidad de aprender a ser respetuosos de los demás, de las formas de convivencia y sobre todo, de dar el mejor ejemplo con nuestras acciones cotidianas.

Los lugares comunes donde convivimos diariamente, son los ámbitos de acción en donde se manifiestan las conductas antisociales, muy a pesar de que cada ámbito está llamado a ser un espacio de sana convivencia, los seres humanos en principio, somos quienes contaminamos y de alguna manera rompemos los vínculos de comunicación efectiva, pues prevalecen en nosotros mismos, los egos y antivalores que distinguen la dualidad que vive el hombre diariamente, por un lado, la parte que motiva hacer el bien, y por el otro, el que tal vez sin desearlo hace el mal.

Esta es la esencia de la naturaleza humana, sin embargo, no es un aspecto de fatalidad, pues siempre existe la posibilidad de inclinar la balanza hacia el lado positivo, todo es cuestión de voluntad y salud mental y espiritual. Los ámbitos de reflexión de una sociedad educadora son amplios y se extienden más allá de cada uno de ellos, pues en una sociedad viva y actuante, cada ámbito en el cual vivimos, está íntimamente vinculado a los demás; así, tenemos que la escuela no puede estar aislada de la familia ni del estado, las familias a su vez de la escuela y de las empresas, las empresas a su vez de las familias y el gobierno, y así, el tejido social parece una trama y urdimbre de un mismo manto protector, que somos todos los ciudadanos. ¿No lo creen así?
JM Desde la Universidad de San Miguel

udesmrector@gmail.com


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